martes, 19 de mayo de 2015

Presentación superada: mi novela ya vuela (o planea) en la mente de sus lectores

 
Estoy muy contento por cómo marchó la presentación de mi novela "Desconexión" el pasado viernes en la Biblioteca Municipal de Calatayud. Gracias a todos los que vinisteis, a los que habéis comprado el libro y a los que enviasteis mensajes de apoyo estos días. Mi agradecimiento también para José Manuel Aranda, Blanca Langa y José Verón Gormaz, que ejercieron de maestros de ceremonias y me dedicaron amables palabras; se nota que han leído la novela con cariño.
 
Mañana volveré a Barcelona con energías renovadas, por no decir con un chute de adrenalina muy fuerte, y con el deseo aún más firme de seguir escribiendo. Espero que en el futuro haya más presentaciones, pero siempre recordaré la primera como un día muy especial; algo comparable a la emoción que sentí cuando por primera vez tuve entre las manos un libro que había contribuido a crear.
 
La Biblioteca Municipal fue un marco magnífico para el evento. Casi me sentí abrumado ante la cola que se formó al acabar la presentación para que firmara libros. Apenas me quedaron ejemplares, pero hoy me han llegado más para poder dárselos a los interesados. De todas maneras, os recuerdo que Desconexión se puede adquirir en Amazon tanto en formato digital como en papel, a gusto del consumidor y a precios asequibles. Espero que la novela, en la que se plantea qué consecuencias tendría para la sociedad la súbita desaparición de Internet, responda a vuestras expectativas y que, en cualquier caso, me deis vuestras opiniones.
 
Aunque voy a continuar con la promoción de la novela, ya tengo la vista puesta en otros proyectos literarios. Solo con lo que he escrito después de Desconexión dispongo de material suficiente para un segundo libro de relatos. Además, tal vez me plantee reeditar el primero, Juicio a un escritor, que salió publicado en 2012 en una edición a cargo del gobierno aragonés, pero que hoy en día resulta bastante difícil de encontrar. Y no solo eso. He comenzado una nueva historia que conecta el mundo de los sueños, que siempre me ha parecido fascinante, con el del periodismo (que también lo es, pese a que la profesión atraviese un periodo de incertidumbre para los profesionales). Creo que puede convertirse en una novela corta, aunque aún no estoy seguro porque con el asunto de la presentación me ha costado concentrarme y hasta ahora solo he escrito unas pocas páginas. A medida que avance os daré más detalles, tanto de esta novela en ciernes como de los relatos que tengo intención de publicar (probablemente de nuevo en Amazon, pues estoy bastante satisfecho con sus servicios, aunque no me cierro a la posibilidad de publicar con una editorial). 
 
Y por el momento eso es todo. Una vez más, gracias por alentarme a seguir escribiendo y por interesaros en mi actividad literaria. ¡Nos leemos!    
 
 

jueves, 14 de mayo de 2015

¡Mañana es el Día de Desconexión!

 
 
¡Mañana es el Día de Desconexión! Presentaré mi novela en la Biblioteca Municipal Baltasar Gracián (Calle Sancho y Gil, 19), a las 19:30 horas. Estoy muy contento porque van a acompañarme el poeta José Verón Gormaz, a quien entrevisté el pasado verano, la también poeta Blanca Langa y José Manuel Aranda, alcalde de Calatayud. Con su presencia seguro que no me faltará apoyo. Confío, además, en que los bilbilitanos que alguna vez han confesado leer este blog hagan acto de presencia :)
 
En la Biblioteca han presentado muy buenos autores en los últimos meses. Espero no desentonar y que no se noten en exceso los nervios de un debutante en estas lides. Ayer tuve el placer de firmar los primeros ejemplares, que estarán disponibles en la sección de autores locales de la Biblioteca. ¡Da un poco de vértigo ver tu novela al lado de obras de Marcial o Baltasar Gracián!
 
También me alegra que algunos medios estén haciéndose eco del lanzamiento de Desconexión. El pasado domingo intervine en el programa de la Cadena SER de Catalunya Tot és comèdia, magazine de cultura del fin de semana, contando un esbozo de su argumento.  Aquí podéis escucharlo. Además, la revista Zero Grados ha publicado una reseña por la que también me siento muy agradecido. En ella se dice que "la novela no solo nos hará pensar sobre nuestra relación con Internet y el grado de dependencia que tenemos de ella; también sobre lo difícil que es contar historias y la importancia de ser honesto con uno mismo y con el lector".
 
A los que podáis venir os espero mañana a las 19:30 en la Biblioteca. A los que no, ya os contaré cómo ha ido el evento en el blog y en las redes sociales. Si vivís lejos pero queréis leer el libro, sabed que está disponible en Amazon tanto en formato digital como en papel, a gusto del consumidor y a precios ajustados.  
 
¡Un abrazo!
 
 
 

 

jueves, 7 de mayo de 2015

Odio los selfies



El peor invento de la humanidad no es la bomba atómica ni la dinamita ni los sudokus. Son los selfies. Ya no me caben dudas. Nada nos ha perjudicado tanto como esta horrible moda que se extiende en todos los confines del mundo ¿civilizado? No me considero partidario de la pena de muerte, con una excepción: al tipejo que los pusiera en boga habría que fusilarlo sin juicio.
Hay algunos que tratan de encontrarle explicación al fenómeno. No la hay, salvo que somos estúpidos y siempre lo seremos sin importar cuán “inteligentes” se vuelvan los aparatos que fabricamos. Vivimos en una sociedad individualista en que la responsabilidad del fracaso la asume por completo la persona que lo sufre (que igual solo ha tenido la mala suerte de vivir en un contexto donde las posibilidades de fracasar son inmensas). Con escasas excepciones, incluso el altruista espera que la ley del karma o la gracia divina termine por compensar sus sacrificios y buenas acciones. Primero vemos lo que nos dice el corazón, luego escuchamos a la cabeza, a continuación consultamos nuestro estómago o nuestro pie derecho. Después de conocer la opinión de la uña del meñique, acaso nos preguntamos qué consecuencias tendrán para los demás nuestras egoístas decisiones. 
Pero viajamos mucho, eso sí, casi siempre sin saber por qué ni adónde vamos realmente. También pasamos largas horas en las redes sociales, por lo general dedicados a tonterías como subir selfies u observar los de otros y hasta decir que nos gustan (esto debería acarrear pena de cárcel). En general, nos gusta hacer el ganso y presumir de ello. Entre unas cosas y otras, millones de fotos que nunca deberían haberse tomado (y menos aún publicado) bailotean en más perfiles de los que podamos imaginar. Hemos llegado a un punto en que ya no hay ni que moverse de la cama para hacerse una autofoto y compartirla de inmediato en todas partes.  
¿Alguien se ha parado a analizar las consecuencias? Antes, cuando ibas a un bar o discoteca, podías acercarte a las chicas guapas y pedirles que sacaran una foto del grupo para, a continuación y como quien no quiere la cosa, mezclarse con ellas y animar una interacción que podía acabar de infinitas maneras. Antes, los turistas se veían obligados a solicitar que les hicieran una foto juntos, lo que implicaba que al menos intercambiaban dos palabras con la población autóctona (sé de una pareja que se conoció así y están casados y con tres hijos y parece que se aman, a juzgar por los selfies que comparten en Facebook).
Nada de esto resulta ya factible. El otro día intenté pedir a dos suecas que me fotografiaran en un sitio turístico y me dijeron que me hiciera un puto selfie. ¿Vale la pena vivir en un mundo así? Creo que aún podría acostumbrarme, pero la existencia se vuelve demasiado cuesta arriba con la llegada de los palos. Al principio eran un tanto exóticos, pero ahora todos los selfiemaníacos los tienen, contribuyendo a extender la moda a unos niveles imposibles de contener. La plaga ha llegado hasta la Casa Blanca.
Cualquier momento es bueno para sacar el móvil o la tablet y autofotografiarse, incluso poniendo en riesgo la propia vida. Con el tiempo, estoy convencido de que este despropósito supondrá la primera causa de mortandad en el mundo. Ni siquiera los monos, con su ancestral sabiduría, pueden contenerse. El día que empiecen los gatos creo que Internet colapsará como en mi novela.
Selfie de un macaco. Se discuten los derechos de autor
¿Cuál es tu relación con los selfies? Espera, no te pongas a escribir todavía. Antes, una advertencia: nunca censuro comentarios, pero si alguien defiende este horripilante vicio me veré obligado a coartar su derecho a la libertad de expresión. Porque hay líneas que no deben ser traspasadas. Puedes integrarte en un grupo neonazi, consumir drogas duras o engancharte a telenovelas mexicanas. No desesperes, tiene arreglo. Pero desde el instante en que no concibes la vida sin autofotos, tu cerebro inicia un camino imparable hacia la autodestrucción.